Entrar en el debate de qué especie es más importante conservar es siempre una tarea difícil. Lo que sí está más claro es que hay especies que por una cuestión u otra, acaparan más la atención del público. Estas especies a menudo obtienen el rol de “especies bandera”, que se usan como herramientas para fomentar la conservación de la biodiversidad en los diferentes Espacios Naturales Protegidos. En algunos casos pueden actuar también como “paraguas”, como pueden ser los grandes depredadores, que necesitan un vasto territorio para completar su ciclo vital. Si se les protege se protegerá también su entorno y todo el ecosistema se beneficiará de ello.
Camaleón común. Fuente: El Objetivo Verde.
España es el país con más biodiversidad de Europa , y con la última lista publicada recientemente, el segundo país europeo con más especies de aves. Gran parte de esta biodiversidad se concentra en los numerosos Espacios Naturales Protegidos que se reparten por todas las Comunidades Autónomas.
¿Qué ocurre si no separamos los residuos que generamos y no los depositamos en donde corresponde? La respuesta es sencilla, estamos guiándonos por los preceptos de la economía lineal y siguiendo la dinámica de un solo uso; en la que extraemos, fabricamos, utilizamos y nos deshacemos de nuestros recursos. En consecuencia y sin darnos cuenta, contribuimos al incremento de un consumo indiscriminado de los bienes que nos ofrece la naturaleza, muchos de ellos, no renovables. Pero, además, diferentes residuos contienen un gran potencial contaminante (véase pilas, aceites usados, medicinas caducadas, lámparas fluorescentes, entre otros), por lo que, si se produce su vertido incontrolado contribuye a la contaminación de aguas superficiales y acuíferos por lixiviados, contaminación de suelos, emisión de gases de efecto invernadero por la combustión de los materiales abandonados, destrucción del paisaje y espacios naturales, creación de focos infecciosos (proliferación de plagas de roedores e insectos) y producción de malos olores.
Centrándonos en aspectos perjudiciales en España, existe un claro ejemplo entre un mal hábito de la ciudadanía en su gestión de residuos y la proliferación del mosquito tigre (Aedes albopictus) en nuestro medio; pues se ha observado que deposita sus huevos en el agua que se acumula en neumáticos, latas o recipientes abandonados en la naturaleza. Por lo que, estas basuras no depositadas en sus contenedores adecuados y dejadas en el medio natural han contribuido a que en 2017 Aedes albopictu haya tenido presencia en comunidades autónomas como País Vasco, Aragón, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Comunidad de Murcia y Andalucía.
Descansar mientras se toma el sol en una hamaca en una playa, ponerse a prueba coronando un pico montañoso, recorrer nuestros pueblos y paisajes con nuestra bicicleta o pasear mientras capturamos aves y otros animales con nuestra cámara de fotos. Ya sea para descansar, hacer deporte, aprender, o simplemente por una cuestión de apreciación estética, la naturaleza es el principal escenario en el que se disfruta el tiempo de ocio en primavera y verano, así como las ansiadas vacaciones.
En un mundo cada vez más urbanizado, en el que se estima que para 2050 el 68% de la población vivirá en zonas urbanas, cada vez es más común buscar el descanso y el disfrute en aquellos sitios que nos permiten escapar del asfalto y los altos edificios. Según el Observatorio de Turismo Rural, ya en 2018 el 33% de los viajeros consideran prioritario en la elección de su destino de viaje poder conocer la naturaleza de forma responsable, tendencia que estimaban alcanzara el 50% de los viajeros durante el presente 2019. No nos debe extrañar, por tanto, el crecimiento en el número de visitantes que reciben nuestros Parques Nacionales, alcanzando los casi 15 millones y medio de visitantes en 2017, según datos del Ministerio de Transición Ecológica, destacando la notoriedad de estos espacios cuando hablamos de turismo de naturaleza.
Todos hemos oído hablar sobre “el cambio climático” pero ¿sabemos realmente lo que es y cómo nos afecta? A veces el exceso de información hace que perdamos interés sobre este tema ya que, en realidad, existe un gran desconocimiento.
El cambio climático es una variación del clima a escala global debida a la acción humana sobre el planeta. El exceso de los gases de efecto invernadero generan un aumento de la temperatura que a su vez produce el calentamiento global. Los casquetes polares se están derritiendo, el nivel del mar está subiendo y cada vez son más frecuentes las sequías y las inundaciones provocando la migración de millones de personas.
Todos estos fenómenos influyen negativamente tanto en los ecosistemas como para nuestra economía.
Nos está pasando como en la fábula de la “rana hervida” en la cual, poco a poco la rana se acostumbra al agua caliente, no se da cuenta de que se está quemando y finalmente muere sin haber intentado escapar. En nuestro caso las olas de calor se están volviendo cada vez más frecuentes, los cambios drásticos de temperatura habituales y las noticias que nos alertan del cambio climático son casi diarias, por lo que, tendemos a normalizar lo que es totalmente inusual y a ver el cambio climático como algo inevitable con lo que tenemos que resignarnos.
El cambio climático es un fenómeno imparable. Salvo quienes aún hoy dudan de la existencia del mismo, el debate está centrado en analizar la gravedad de sus consecuencias, en cómo avanzar hacia economías descarbonizadas para frenar el calentamiento global y en impulsar estrategias de adaptación que permitan asegurar un desarrollo sostenible con unas nuevas condiciones de contorno.
Desde ACA se ha dado por terminado el “Programa de asesoramiento demostrativo en hogares de las comunidades autónomas de Madrid y Castilla la mancha en verano” enmarcado en el proyecto de “Pobreza energética y olas de calor en entornos urbanos” desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.
El programa ha consistido en la realización de un seguimiento personalizado de los hábitos de consumo de 20 hogares de Castilla-La Mancha y Madrid, observando las diferencias de comportamiento, consumo y condiciones ambientales existentes antes y después de un proceso de formación y sensibilización de los participantes orientado a fomentar el ahorro de recursos y a mejorar el confort térmico.
Fuente:ACA. Asesoramiento a hogares sobre pobreza energética y olas de calor
En el marco del proyecto Pobreza energética y olas de calor en entornos urbanos, desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica se ha llevado a cabo un programa de asesoramiento demostrativo con 20 hogares ubicados en Madrid y Castilla-La Mancha, con la finalidad de analizar y difundir las medidas existentes para reducir los efectos de las olas de calor y la pobreza energética en verano.
El trabajo con estos 20 hogares ha consistido en realizar una serie de actuaciones, que fueron acompañadas de las respectivas visitas a las viviendas. En primer lugar, se llevó a cabo una auditoría y conocimiento a fondo de las condiciones de la vivienda y del comportamiento de los miembros del hogar, así como de sus contratos y tarifas de la energía. El objetivo de esta labor de análisis y conocimiento del hogar permitió conocer mejor el comportamiento de los miembros del hogar para poder asesorarles respecto a las medidas que pudieran ser más efectivas para ellos.
Además de recopilar el estado de la vivienda y conocer sus hábitos, se realizó una labor de monitorización y medición con el fin de ver el impacto en la mejora de la temperatura y en ahorro económico, antes y después del asesoramiento para la adopción de medidas y el cambio de hábitos.
Asesoramiento sobre medidas de adaptación al cambio climático y a las olas de calor
Como resultado de este trabajo directo con los participantes de los hogares, se han seleccionado las medidas que mayor impacto tuvieron a la hora de mejorar la temperatura y la sensación térmicay las que lograron mayores ahorros económicos. Conscientes de la importancia de mejorar ambos aspectos, ya que la pobreza energética se puede manifestar como una dificultad en el pago de las facturas de energía y/o como una situación de malestar y pérdida de condiciones adecuadas en la vivienda. Estas son las medidas con mayor impacto de mejora para adaptarse a las olas de calor y reducir la pobreza energética en verano:
En el marco del proyecto Pobreza energética y olas de calor en entornos urbanos, desarrollado con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) se han celebrado 4 talleres multisectoriales, con el fin de analizar diferentes medidas para hacer frente a las olas de calor, desde la perspectiva de quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad energética.
Las ciudades escogidas fueron Guadalajara, Valencia, Melilla y Madrid, tratándose de entornos y urbes con diferentes condiciones climatológicas, densidad de población y diseño urbano. Los cuatro talleres reunieron a representantes de las entidades locales de áreas de trabajo muy diferentes (medio ambiente, servicios sociales, fomento, etc.), a diferentes técnicos del sector de la edificación, técnicos de entidades sociales y ambientales y otros colectivos como los administradores de fincas. También se contó con la participación de la Oficina Española de Cambio Climático del MITECO en el taller de Madrid, que enmarcó la base del problema: el cambio climático y los escenarios presentes y futuros asociados a un incremento de temperaturas medias y de la frecuencia y severidad de ciertos eventos extremos, como las olas de calor.
Los cuatro talleres trabajaron las medidas desde una triple escala de actuación; hogar (vivienda), edificio y barrio (o ciudad). Esta división permitió reflexionar, también, sobre el agente que tiene que estar más implicado en la puesta en marcha de la medida de adaptación al calor.
Fuente: ACA. Talleres "Pobreza energética y olas de calor" celebrados en Guadalajara, Valencia, Melilla y Madrid
El plástico se ha convertido en un verdadero problema en todo el mundo. Diariamente encontramos noticias que hablan sobre animales que han muerto por la ingesta de toneladas de plástico o playas repletas de residuos en lugares tan remotos como la isla de Henderson, en el Pacífico sur.
El Parlamento europeo acordó la prohibición de los plásticos de un solo uso para 2021 ya que, las pajitas, los cubiertos y todos aquellos plásticos de usar y tirar producen un impacto perjudicial para el medio ambiente y la economía, tardan siglos en degradarse y la mayoría con el tiempo, acaban convirtiéndose en microplásticos, muy difíciles de eliminar del medio terrestre y marino y que acaban por desgracia, en nuestra cadena alimentaria.
Pero ¿Qué medidas se están llevando a cabo sobre este tema en España? ¿Y en las comunidades autónomas?
La pobreza energética se constituyó como un problema emergente en los años de la crisis que, las comunidades autónomas, en la medida de sus capacidades e iniciativa en la cuestión, han afrontado de diferente forma.
Convenios y ayudas
Una de las iniciativas más destacables en cuanto al papel que han jugado las comunidades autónomas en materia de lucha contra la pobreza energética y de protección de los consumidores vulnerables ha sido, sin duda, la firma de convenios entre las administraciones autonómicas y las principales comercializadoras de energía. Estos convenios, aunque no cubrían a la totalidad de los consumidores (quienes tienen contratado el servicio con otra comercializadora) consistían en prorrogar el plazo legal existente, según la legislación estatal, para la suspensión de suministro ante un impago. De este modo, una familia identificada como vulnerable, que estaba siendo apoyada por la comunidad autónoma para hacer frente al pago de las facturas de sus suministros energéticos y que se enfrentaba a una posible suspensión de suministro, quedaba protegida frente al corte con una ampliación de varios meses (dependiendo de la región y comercializadora) respecto al periodo legal.
Este acuerdo de gestión que alcanzaron la totalidad de las administraciones autonómicas con las compañías ha conseguido evitar que, en los últimos años, miles de familias vulnerables sufrieran un corte de suministro. Parecía poco lógico que una familia que estaba siendo ayudada tuviera que sufrir un corte de suministro. Esto se producía porque, en muchas ocasiones, el importe recibido tenía que superar unos trámites administrativos, que superaban el plazo que establece la ley para proceder al corte de suministro por impago.
Este tipo de convenios entre comunidades autónomas y las compañías energéticas han estado evitando el corte de suministro de multitud de familias vulnerables. Generalmente iban acompañados de planes de ayudas específicos frente a la pobreza energética, destinado a cubrir el coste de las facturas de energía, o de planes de ayudas generales o de emergencia social, destinado a cubrir diferentes tipos de suministros básicos como la alimentación, el agua o la energía.
La gestión de estos planes de ayudas también ha variado de unas comunidades a otras. En algunas de ellas la propia comunidad autónoma asumía el pago y la gestión de la ayuda, de forma directa, al hogar vulnerable. En otros muchos el plan de ayudas estaba destinado a las Entidades Locales de la región, de forma que, eran estos los que tenían que solicitarlo y acogerse al Plan autonómico, para, con fondos autonómicos, pagarlo a los hogares desde su propia Entidad Local.
Página web y regulación autonómica
Sin embargo, a pesar de que la mayoría de las comunidades autónomas ha formado parte de la lucha contra la pobreza energética y ha considerado imprescindible firmar estos convenios y llevar a cabo diferentes acciones para ayudar a los más vulnerables, han sido pocas las que han concedido a la pobreza energética la importancia suficiente en sus páginas web.
Sólo 2 comunidades autónomas, Cataluña y País Vasco, cuentan con una sección específica de información sobre la cuestión y han ordenado los contenidos sobre este problema socio-ambiental en sus páginas web.
Durante estos últimos 7 años, la legislación estatal ha avanzado con ritmos muy diferentes. Durante los primeros años la normativa ignoró a los consumidores vulnerables y el país adoleció de un marco estatal y un sistema prestacional que abordara un problema de tal magnitud y con consecuencias tan nefastas para la calidad de vida y la salud de las personas. Se mantuvo la única medida existente, el bono social eléctrico, claramente ineficiente en su aplicación, y no se puso freno a la sangría de familias que se veían frente a un posible corte de suministro por no poder hacer frente al pago de las facturas.
A finales de 2017 se puso en marcha la reforma del bono social eléctrico, se ampliaron los derechos de los consumidores, entre ellos, el plazo previo al corte de suministro por impago en aquellos consumidores que ya estuvieran acogidos al Bono Social Eléctrico. También se aprobó, por primera vez, una categoría de consumidores, denominados consumidores vulnerables en riesgo de exclusión social, a los que el Decreto exige garantizar el suministro y realizar la cobertura del 100% de su factura bajo un sistema de copago entre administración autonómica/local y el mecanismo del Bono Social Eléctrico.
Unos meses después, en 2018, la aprobación del Real Decreto-ley 15/2018 introdujo nuevas modificaciones, aprobó la existencia de un Bono Social Térmico y determinó la necesidad de elaborar una estrategia nacional que, aprobada en abril de 2019, proponía una definición del problema y del concepto de consumidor vulnerable, ampliaba nuevamente el plazo de protección frente al corte de suministro y marcaba una senda de actuación para los próximos 5 años (2019-2024). Pero ha de ponerse en valor que, durante los años de inacción estatal, las medidas como los convenios y las ayudas para el pago de facturas, antes mencionadas, o el desarrollo de normativa autonómica propia, se convirtieron en auténticos salvavidas para los más vulnerables.
Cabe mencionar la iniciativa que tuvieron varias comunidades autónomas cuando decidieron legislar al respecto, poniendo en debate, incluso, cuestiones competenciales entre las autonomías y Gobierno del Estado.
Es el caso de la ley 24/2015, aprobada en Cataluña, una ley que estableció, entre otras cosas, el principio de precaución según el cual ninguna compañía puede cortar un suministro si no ha comprobado previamente, con los servicios sociales, que no es un hogar vulnerable. A día de hoy los cambios producidos en el marco estatal, tras la aprobación del RDL 15/2018 y de la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética, han provocado, todavía más una situación de conflicto entre el marco estatal y el de esta comunidad autónoma. Mientras que en Cataluña se defiende la ley 24/2015, por ser más proteccionista que la estatal, las compañías están reclamando al Gobierno estatal una posición al respecto, con el fin de saber a qué deben atenerse en territorio catalán.
Otras comunidades autónomas también legislaron al respecto, como Galicia, Aragón o la Comunidad Valenciana, o han intentado aprobar una normativa marco, sin éxito finalmente, como en Andalucía, tras la constitución de un nuevo parlamento con una mayoría conservadora que rechazó la proposición de ley. En otros casos, no se ha propuesto una legislación específica para abordar el problema, pero si se ha incluido en Planes estratégicos regionales (por ejemplo en Navarra, en el Plan Energético Horizonte 2030). Por tanto, al margen de la existencia de una normativa regulatoria específica, lo que se pone en evidencia es que la pobreza energética entró de lleno en las agendas autonómicas hace años y continúa siendo causa de preocupación, aunque, la existencia de un marco estatal (la Estrategia Nacional) ordenará las actuaciones que se lleven a cabo en los próximos años.
Origen en la eficiencia energética
La pobreza energética no es sólo una cuestión social, también es una cuestión íntimamente ligada a la salud de las personas y del medio ambiente.
Una de las causas de origen del problema reside precisamente en la eficiencia energética de los edificios en los que vivimos, que, podría ampliarse incluso a las instalaciones y equipos con los que cuentan las viviendas.
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Si todos habitáramos en viviendas con un estándar de eficiencia energética muy elevado, la demanda de energía en los hogares sería ínfima y los problemas de pobreza energética se reducirían a un sector de población mínimo, situado bajo los umbrales de la pobreza severa y con problemas integrales para abastecerse de lo más mínimo. Si esto fuera así, la pobreza energética no se manifestaría en lo que podemos mal llamar “clase media”, puesto que podrían asumir el coste energética. Por desgracia esta situación de alta eficiencia energética que se plantea no es la real, más bien es la contraria; la mayor parte de los edificios en los que habitamos carecen de unas condiciones mínimas y adecuadas de eficiencia energética. Por ello, se manifiestan problemas como la pobreza energética, pero también se dispara la demanda de energía que requerimos para tener unas mínimas condiciones de confort. Nuestros edificios se convierten en verdaderos devoradores y derrochadores de energía, por tanto, en uno de los elementos causantes del cambio climático y de la destrucción del planeta.
La lucha contra lapobreza energética en España no puede disociarse de la mejora de la eficiencia energética de nuestros edificios ni de la lucha y adaptación al cambio climático. Tampoco de objetivos globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sobre todo, el ODS número 7, relativo a la energía asequible y no contaminante. Informar y concienciar adecuadamente a la ciudadanía sobre la pobreza energética va ligado a hacerlo sobre la lucha contra el cambio climático y la adaptación a sus inevitables consecuencias (los edificios eficientes aumentan la resiliencia a estos cambios, tienen muy baja demanda de energía y deben incorporar fuentes de energía renovable). Por tanto, luchar contra la pobreza energética es velar por la conservación del planeta y por ello la información, la normativa, las ayudas y todo tipo de elementos que permitan prevenirla y erradicarla, contribuirán, sin duda, a la conservación de nuestro planeta, sus especies y sus ecosistemas. El papel de las comunidades autónomas en este objetivo es clave.