Descansar mientras se toma el sol en una hamaca en una playa, ponerse a prueba coronando un pico montañoso, recorrer nuestros pueblos y paisajes con nuestra bicicleta o pasear mientras capturamos aves y otros animales con nuestra cámara de fotos. Ya sea para descansar, hacer deporte, aprender, o simplemente por una cuestión de apreciación estética, la naturaleza es el principal escenario en el que se disfruta el tiempo de ocio en primavera y verano, así como las ansiadas vacaciones.
En un mundo cada vez más urbanizado, en el que se estima que para 2050 el 68% de la población vivirá en zonas urbanas, cada vez es más común buscar el descanso y el disfrute en aquellos sitios que nos permiten escapar del asfalto y los altos edificios. Según el Observatorio de Turismo Rural, ya en 2018 el 33% de los viajeros consideran prioritario en la elección de su destino de viaje poder conocer la naturaleza de forma responsable, tendencia que estimaban alcanzara el 50% de los viajeros durante el presente 2019. No nos debe extrañar, por tanto, el crecimiento en el número de visitantes que reciben nuestros Parques Nacionales, alcanzando los casi 15 millones y medio de visitantes en 2017, según datos del Ministerio de Transición Ecológica, destacando la notoriedad de estos espacios cuando hablamos de turismo de naturaleza.
Fuente: Efeverde.com
Sin embargo, que el protagonismo de la naturaleza esté en aumento no implica que el uso que hacemos de nuestros espacios naturales, ni siquiera de aquellos más vulnerables, sea respetuoso y sostenible. El abandono de basuras en playas, los incendios provocados por descuidos, la expansión de especies invasoras o el impacto de eventos deportivos en espacios naturales son algunos de los problemas que dañan y amenazan nuestra biodiversidad y que pueden evitarse si nos hacemos con la información clave sobre el espacio que vamos a visitar.
Actualmente disponemos en internet de una extensa base de información pública que nos permite organizar nuestro ocio de una manera más sostenible; enumeramos algunas claves:
1. Visita la página oficial del espacio que vas a visitar (ejemplo en Aragón), donde podremos encontrar información básica sobre normativa para visitantes, precauciones y buenas prácticas a tener en cuenta, o centros de interpretación a los que dirigirnos. En caso de que el espacio no disponga de web propia, siempre podemos consultar a la red de Oficinas de Turismo de cada comunidad (ejemplo en Castilla y León).
2. Infórmate sobre sendas recomendadas que recorran los espacios que quieres visitar y planifica tu visita ayudándote de las mismas. Una ruta recomendada no solo recorrerá los puntos clave a visitar en el espacio natural, sino que incluyen servicios adicionales de gran utilidad, como información sobre parking cercano, información para interpretar nuestro entorno, puntos cercanos para depositar residuos, fuentes de agua potable o una correcta señalización, entre otros. Recorrer una senda con un correcto mantenimiento nos asegura que no invadiremos un espacio sensible donde nuestra presencia perjudique a las especies que habitan dicho entorno. Cada vez es más fácil encontrar información detallada sobre sendas suministrada por cada comunidad autónoma (ejemplo de Madrid).
3. Los turistas somos un peligroso vector de dispersión de especies invasoras aunque no seamos conscientes de ello. Cada vez que nuestra bicicleta atraviesa un riachuelo o nuestra bota pisa un prado existe la posibilidad de que transportemos huevos, semillas o larvas de una especie invasora de un territorio a otro. Un primer paso para evitarlo es informarnos sobre las especies invasoras que amenazan nuestros ecosistemas y sus efectos (ejemplo de Cataluña), emprender acciones para prevenir su dispersión, como desinfectar botas, ruedas o barcas.
4. Los incendios forestales son una amenaza a nuestra biodiversidad a la que tenemos que prestar atención durante los meses de verano. Ya estén provocados por el abandono de basuras, por negligencia o por accidente, los accidentes son una amenaza frente a la que tenemos que estar todos prevenidos para evitar sus devastadores efectos al medio natural y al ser humano. Es por ello que informarse sobre buenas prácticas para evitar incendios y cómo actuar en una situación de incendio forestal u otros desastres, es fundamental antes de emprender cualquier actividad de ocio (ejemplo de Valencia).
5. Frente al calor puede resultar muy tentador aprovechar toda oportunidad de darse un baño en agua fresca. Sin embargo, bañase en zonas desconocidas conlleva riesgos para la salud, tanto por riesgo biológico (virus, parásitos, hongos…) como por ahogamiento o golpes. De igual modo, cuando nos bañamos en un espacio restringido podemos estar perjudicando de forma grave a las especies acuáticas que ocupen esas aguas. Por ello resulta fundamental conocer las zonas de baño y la calidad de las mismas, información que podemos encontrar con facilidad en las web de las distintas comunidades autónomas (ejemplo de Castilla-La Mancha).
6. Por último, se debe recordar que cada actividad conlleva sus propios riesgos, tanto para los que lo practican como para el medio en el que se desarrollan. Ya sea pescar, montar a caballo, hacer barranquismo, senderismo, fotografía o salir a ver las estrellas con un telescopio, infórmate sobre los impactos que puede generar tu actividad, ya sea por medio de la entidad que la organice o a través de asociaciones y federaciones.