Parte del consumo energético que se produce en una vivienda depende de los hábitos de consumo de sus ocupantes. Conocer estos consejos y aplicarlos, si bien no sustituyen otras medidas de microeficiencia o la rehabilitación energética de un edificio, ayudan a reducir el consumo energético y a alcanzar un mayor confort. A continuación se describen algunos de ellos:
1. Mantén tu vivienda a una temperatura óptima. Una temperatura de entre 18 y 24ºC es adecuada para mantener el confort en el hogar, variando los valores óptimos en función de la estación del año y las preferencias de cada persona. El consumo energético necesario para alcanzar una temperatura determinada es mayor contra más alejada esté de la temperatura ambiente, por lo que mantener en invierno temperaturas superiores a los 24ºC en la vivienda no solo no es recomendable sino que supone gastos excesivos de energía.
2. Mantén tu vivienda a una temperatura constante. El consumo energético necesario para alcanzar una temperatura de confort determinada es mayor que para mantener en el tiempo dicha temperatura. Por ese motivo no es recomendable realizar el encendido y apagado de los equipos de climatización de forma continuada, encendiendo cuando se alcanza una temperatura inadecuada y apagando cuando se alcanza una temperatura de confort. Se recomienda seleccionar una temperatura de confort constante durante el día (21ºC en invierno), mantener una temperatura inferior durante la noche (17-18ºC en invierno) y no bajar de los 15ºC cuando la vivienda se quede desocupada durante cortos periodos de tiempo.
3. Cerrar los radiadores que no se necesiten. Climatizar las habitaciones sin uso supone un derroche energético que puede evitarse cerrando los radiadores. Para evitar que las habitaciones desocupadas "roben" calor a las habitaciones ocupadas es recomendable mantenerlas cerradas.
4. Ventilar durante las horas centrales de mayor calor en invierno o durante la noche y la madrugada en verano. Cuando abrimos las ventanas y se intercambia aire con el exterior provoca que el aire entrante esté a la temperatura exterior, pudiendo provocar la pérdida de calor en invierno y entrada de calor en verano. Existe la práctica doméstica de ventilar a primera hora de la mañana, sin embargo, en invierno supone las horas más frías y no solo provoca la pérdida de calor sino que dificulta calentar la vivienda durante el resto del día. Por ese motivo, en invierno es recomendable ventilar únicamente 10 minutos durante las horas centrales del día. Por contra, durante el verano existe la costumbre de abrir las ventanas para facilitar la entrada de aire y reducir la sensación térmica; sin embargo, el aire entrante posee una temperatura superior al aire interior por lo que provoca que se caliente la vivienda e impide que se refrigere de forma natural durante la noche. Por ese motivo es recomendable ventilar con equipos domésticos (ventiladores) y sólo ventilar durante la noche y la mañana.
5. No cubrir las fuentes de calor ni obstaculizar la difusión del calor colocando objetos delante. Los equipos domésticos están diseñados para calentar el aire y procurar confort a los ocupantes de la vivienda. La colocación de ropa húmeda en radiadores u obstáculos frente a los equipos de climatización provoca que no funciones de forma óptima y requieran un mayor consumo para cumplir su función.
6. Revisa que los equipos estén en las condiciones óptimas para evitar pérdidas de energía o un mal funcionamiento. Algunos equipos requieren un mantenimiento anual sencillo (limpiado de filtros del aire acondicionado, purga de radiadores, etc.) necesarios para que funcionen a su máximo rendimiento. De esta manera no solo aumentaremos su eficiencia hasta un 15%, sino que también aumentamos su duración.
7. En invierno, favorecer la entrada de luz solar durante el día y bajar persianas durante la noche. La luz solar ayuda a climatizar una vivienda calentándola mediante radiación. Sin embargo, las ventanas sin luz solar pierden energía a través de sus cristales (especialmente en caso de ventanas poco eficientes), por lo que en horas de baja iluminación y durante la noche es preferible aprovechar el aislamiento adicional que aportan las persianas.
8. En verano, impedir la entrada de luz solar directa. Si bien aprovechar las horas de luz durante verano es una buena alternativa para ahorrar en iluminación, es importante evitar la entrada directa de rayos de sol que calienten la vivienda.
9. Comprobar grietas y desuniones en cajetines de persianas, puertas y ventanas. Cualquier apertura al exterior, como una grieta o una abertura para el paso de cables desde el exterior, es un punto desde el que se produce de forma descontrolada la energía de una vivienda, y que se puede solucionar de forma sencilla cubriendo con silicona, masilla o burletes para asegurar un mínimo aislamiento.