Desde el año 2015 es de obligatoria aplicación la normativa europea ErP, siglas correspondientes a Energy Related Product, de etiquetado energético y diseño ecológico. Esta etiqueta afecta a calderas, bombas de calor de aerotermia, equipos de cogeneración de potencia menor a 400W y calentadores y acumuladores de menos de 2.000 litros que deberán presentar una etiqueta energética que identifique su eficiencia energética.
Entre los datos que ofrece esta etiqueta se encuentra el nivel de eficiencia energética, indicado en una escala que abarca desde las categorías de mayor eficiencia (A+++) a menos eficientes (G) debiendo indicarse de forma separada la eficiencia para la calefacción y la generación de agua caliente sanitaria. Entre otras informaciones que ofrece se encuentra el nivel de ruido, la potencia térmica nominal y la cantidad de agua caliente capaz de producir con las letras XXS, M, L o XXL.
Imagen: etiqueta energética de calderas
Existen diversos tipos de calderas en el mercado, detallándose a continuación los son los principales:
- Calderas atmosféricas. Son las más antiguas, estando actualmente se encuentra prohibida su instalación en espacios cerrados. Estas calderas toman el aire para la combustión directamente del interior de la habitación en la que se encuentran ubicadas, disponiendo de una salida de humos a través de una chimenea; sin embargo, condiciones atmosféricas adversas o problemas en la combustión pueden originar problemas de seguridad al no encontrarse aislada la cámara de combustión. Actualmente no es recomendable, y en muchos casos no está permitida, su instalación.
- Calderas estancas. Disponen de una chimenea concéntrica que permite la entrada del aire para la combustión y la expulsión de humos, de modo que la cámara de combustión se encuentra aislada de la habitación donde se encuentre situada. En estas calderas las condiciones atmosféricas no influyen en su funcionamiento, siendo más seguras.
En otro orden de clasificación, distinguimos las calderas en función de los circuitos de calefacción a los que son capaces de abastecer, en ese caso se clasifican en:
- Calderas simples. Abastecen únicamente a un circuito de calefacción.
- Calderas mixtas. Abastecen dos circuitos, generalmente uno para la calefacción y otro para el suministro de agua caliente sanitaria.
Por su parte, en función de su capacidad de acumulación de agua podemos distinguir los siguientes tipos de calderas:
- Calderas de microacumulación. Calderas con un depósito pequeño de agua caliente que permite que el agua caliente sanitaria se suministre de forma inmediata cuando se realizan usos discontinuos, y por tanto favoreciendo el ahorro de agua.
- Calderas de acumulación. Son calderas con depósitos de agua mayores (40-60 litros), de modo que el suministro de agua caliente está garantizado incluso en viviendas con varios baños.
Finalmente, existen los siguientes tipos de caldera en función de su comportamiento ambiental:
- Calderas de bajas emisiones de NOx. Incluyen tecnologías de combustión que producen menos cantidad de óxidos de nitrógeno, sustancia altamente contaminante. Además de ser más respetuosas para el medio ambiente, este tipo de calderas están permitidas en cualquier tipo de vivienda, por lo que resultan una alternativa en aquellos casos en los que existen limitaciones técnicas para instalar otros tipos.
- Calderas de condensación. Son calderas más eficientes al recuperar la energía mediante la condensación del vapor de agua que se genera durante el proceso de combustión, y que el resto de calderas pierden a través de la chimenea. Si bien son más eficientes, su instalación requiere de un desagüe para la salida del agua resultan del proceso. Al ser calderas poco contaminantes, que también reducen las emisiones de NOx, es habitual encontrar incentivos para su instalación.
Además de las calderas, existen los calentadores de agua, equipos de apariencia similar a las calderas pero generalmente de menor tamaño. La principal diferencia es que son equipos que únicamente producen agua caliente sanitaria, pudiendo funcionar con gas, propano, butano o electricidad. No suelen disponer de depósito, por lo que existe un periodo de tiempo entre que se demanda el agua caliente y se obtiene la misma, produciendo mayor consumo de agua y energía.
Finalmente, existe otros elementos conocidos como termos eléctricos, que también se usan como sistema de suministro de agua caliente, que no requieren de chimenea y que poseen un depósito de agua caliente. Existen de múltiples tamaños, desde los de menor tamaño (15 litros), ,tamaños medios (50 litros) y grandes (150 litros o incluso superiores). Estos sistemas calientan el agua mediante una resistencia ubicada en el depósito de agua, que cuando se demanda es suministrado de forma inmediata reduciendo el derroche de agua y energía. Sin embargo, una vez agotada el agua almacenada el sistema requiere de un tiempo para volver a calentar el volumen de agua, pudiendo producirse interrupciones temporales del suministro en caso de disponer de un depósito de dimensiones inferiores a las necesarias o de un uso muy continuado. Finalmente señalar que los termos eléctricos están continuamente funcionando, y si bien parte de su funcionamiento se basa en el aislamiento del depósito, periódicamente debe suministrar energía para mantener el agua almacenada caliente, por lo que resulta recomendable desconectar el aparato si se prevén largos periodos en los que no va a ser requerido.