ST-32 Estrategia de Químicos para la Sostenibilidad, para un entorno libre de tóxicos

En esta sesión técnica tuvo lugar la presentación de diversos puntos de vista acerca del origen de los tóxicos, reglamentos, etiquetado de productos químicos y responsabilidad de uso. L. A. Hernández hizo referencia a la gravedad y la importancia del problema que generan los tóxicos libres en el entorno. Mientras que Íñigo Pérez-Baroja, decano-presidente del Colegio Oficial de Químicos de Madrid recordó que la química, a pesar de poder llegar a ser perjudicial, es la base del 94% de los sectores productivos (según I. Belinchón).

 

¨La contaminación del pasado tiene efecto en el presente, y lo tendrá en el futuro¨ destacó Luis Ángel Hernández Lozano, coordinador en Ecologistas en Acción.

 

¨Muchas veces hay quimifobia, parece que todo lo que tiene que ver con la química es malo, cuando la química estudia la materia, y esta lo forma todo¨ introdujo Íñigo Pérez-Baroja.

 

Belén Ramos Alcalde, de la Asociación Española de Abastecimiento de Agua y Saneamiento destacó que el agua es un bien necesario universal y a su vez es un receptor de la contaminación y la entrada de esta a los ecosistemas y las personas. Parece que solo nos acordamos del control de los contaminantes tras un incidente grave.

Pero en el ámbito de la contaminación, debido a la gran cantidad de sustancias, los diferentes ámbitos de afección y los distintos vectores de transporte que pueden tener, el estudio de los tóxicos en el entorno requiere una visión holística. Esto es necesario para tener un entorno seguro, limpio y libre de tóxicos. La conclusión de todo ello es que es necesaria una Estrategia de Control de Contaminantes.

 

A continuación, se trató la transición ecológica del sector químico donde se mencionaron los Reglamentos REACH, ECHA y PLC entre otros. El objetivo de todos ellos es eliminar de los productos finales las sustancias cancerígenas, disruptores endocrinos, bioacumulables o persistentes. También buscan que se fabrique bajo condiciones de seguridad y calidad y, en general, tener productos químicos sostenibles y limpios.

 

Para lograr esto es necesaria la investigación y la innovación del sector, el cual ya es un gran inversor en I+D+i, pero necesita mayor colaboración público-privada. A pesar de que existan más de 20.00 páginas de información en dossiers de productos químicos, se destacó que esta no es suficiente, ni de suficiente calidad, ya que el 70% de los dossiers no están actualizados o les falta información.

 

En la primera mesa de debate quedó demostrado que es necesaria más regulación y más información principalmente por dos motivos: porque según D. Romano el mejor incentivo para la inversión es la regulación y porque se debe imponer la máxima que mencionó I. Belinchón ¨sin información no hay comercialización¨. Se destacó también la necesidad de un pasaporte digital para los productos químicos de importación, una mayor vigilancia en el comercio online de estos productos y mayores consecuencias sancionadoras que no dejen a las empresas que cumplen sus obligaciones en desventaja frente a las que no lo hacen.

 

En el segundo bloque se trató más concretamente el ámbito del consumidor, donde R. Cirera explicó que ¨la información existe y está viva porque va modificándose según vamos aprendiendo. Esta se encuentra reflejada en el etiquetado, que debe ser más humano y cercano al consumidor¨. Este punto de vista deja la responsabilidad de consumo a los consumidores.

 

En contraposición a estas afirmaciones, el resto de ponentes de la mesa destacaron, que la responsabilidad de eliminar del mercado aquellos productos perjudiciales o peligrosos para la sociedad es de la administración. Recalcaron que no es obligación del consumidor conocer qué y cuáles de, por ejemplo, los 37 componentes de media de un producto de belleza es un tóxico. Además, insistieron en que el propio sector científico y el marco legislativo de contaminantes desconoce el efecto cóctel resultante de la combinación de pequeñas dosis de más de un tóxico. En esta línea, N. Olea, lanzó la inquietante cuestión de que no se conoce cuántos niveles bajos de contaminantes hacen un nivel alto.

 

Por otro lado, surgieron posturas diferentes, como que la información debía venir de la Atención Primaria. O que el estudio de los contaminantes no debía hacerse sólo en origen sino también al final, es decir, mediante la biomonitorización humana. Al respecto, A. Castaño destacó que ¨si no sabes cómo se encuentra tu población, no sabrás qué problemas tiene¨.

 

En conclusión, quedó patente que la industria química ha hecho un enorme trabajo, pero le queda aún un gran margen de mejora, para el que necesita una mejor legislación, mayor colaboración público-privada, innovación y monitorización tanto en origen como en su destino final.

 

Adán Pérez Lorenzo

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02/12/2024

 

Esta investigación ha sido financiada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico pero no expresa la opinión del mismo.

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