El objetivo del Día Mundial del Agua de este año 2011 tal y como indica la página oficial desarrollada por la UNESCO es centrar la atención internacional sobre el impacto del rápido crecimiento de la población urbana, la industrialización y la incertidumbre causada por el cambio climático, los conflictos y los desastres naturales sobre los sistemas urbanos de abastecimiento de agua.
Desde la Asociación de Ciencias Ambientales queremos resaltar que la resolución de conflictos pasa, entre otros aspectos, por el adecuado conocimiento de los recursos hídricos de las cuencas hidrográficas y por transferir y compartir, transparentemente, dicha información. Ello puede ser posible gracias al actual nivel tecnológico y al desarrollo de la sociedad del conocimiento.
La Asociación de Ciencias Ambientales asume la grave situación actual sobre el agua donde en el mundo, aproximadamente algo menos de mil millones de personas, una sexta parte de la población mundial, viven en la extrema pobreza, asediadas por el hambre, la sed, la marginación y la enfermedad. La falta del acceso al agua y el reconocimiento de este acceso como derecho fundamental (donde en los últimos años se han dado importantes avances) es sin duda uno de los factores fundamentales de esta situación tal y como los propios Objetivos de Desarrollo del Milenio señalan.
La solución, sin duda, pasa por acciones globales, interdisciplinares e integradas, propias de una sociedad cada vez más globalizada e interdependiente, que abarca distintos ámbitos y diferentes campos de actuación. El reto que posee nuestra generación es grande pero tampoco cabe ya duda de que nuestras sociedades están actualmente preparadas para afrontarlo. Precisamente este mundo globalizado e interdependiente es el que puede permitir abordar la problemática, como ninguna otra generación ha tenido la oportunidad de hacerlo. Existen herramientas tecnológicas que ayudan a encontrar diferentes soluciones, existen herramientas de la sociedad del conocimiento que permite intercambiar y compartir experiencias, existen herramientas jurídicas, modelos democráticos de participación e instituciones cada vez más sólidas que permiten realizar profundos y necesarios cambios, que ya son imparables.
La prevención de conflictos relacionados con el agua pasa necesariamente por un conjunto de medidas relacionadas con la aportación suficiente de ayudas económicas, por el diseño de estructuras financieras adecuadas, por el reforzamiento de la cooperación, por mejorar la gobernanza de los Estados, por el ordenamiento de los usos, la gestión de los riesgos, la valoración y gestión del agua, el desarrollo de las tecnologías, el reconocimiento del derecho al agua, por la lucha contra la corrupción, etc.
Todas ellas han sido estudiadas y destacadas por organizaciones internacionales de gran relevancia como la UNESCO, UNICEF, la UNEP, la UNDP, el Banco Mundial, la FAO, Intermon Oxfam, Acción contra el Hambre, Cruz Roja, Green Cross, etc.
No obstante, la Asociación de Ciencias Ambientales, quiere aprovechar este día mundial del agua para destacar un aspecto que, sin ser el único, sin ser el más importante o urgente y sin despreciar el resto de medidas, es necesario que se desarrolle adecuadamente de forma paralela.
Dicho aspecto no es otro que poder mejorar el nivel de información y conocimiento sobre los recursos hídricos mundiales. La existencia de más de 250 cuencas hidrográficas en el mundo compartidas por más de un Estado, provoca la lógica generación de tensiones por la obtención de un recurso tan vital como el agua. Para poder establecer acuerdos entre Estados y Comunidades, que generen dinámicas de cooperación y procesos de paz, es necesario contar con un adecuado sistema de evaluación de los recursos hídricos y para ello es preciso mejorar el número y calidad de los datos e información respecto al agua.
La evaluación de los recursos hídricos permite a políticos, funcionarios, administradores, empresarios, ciudadanos, gestores, ingenieros y científicos, contar con una base sobre la cual poder tomar un número enorme de decisiones, la base sobre la cual elaborar políticas, leyes, programas y proyectos.
La revolución de las tecnologías de la información y la comunicación ha posibilitado la capacidad de poder recabar, almacenar y compartir datos e información a nivel global de forma eficiente. Estos avances, pueden contribuir a mejorar nuestra comprensión de los sistemas hidrológicos y poder tomar decisiones en base a datos objetivos, que disuelvan conflictos e incluso en base a las cuales la comunidad internacional pueda dirimir.
No obstante, y a pesar de estos avances tecnológicos (control automático y a distancia de datos hidrológicos, previsión de riesgos, sistemas de información geográfica, etc.), es necesario realizar una importante inversión en la obtención de datos hidrológicos básicos sobre el terreno, para contrastar y completar las herramientas tecnológicas, y poder contar con información suficiente y fiable que evite errores en la toma de decisiones relativas a los recursos hídricos.
Para ello en necesario una mayor inversión en las redes de información hidrológica, dado que tal y como señala el Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (2006), existe una grave disminución de las actividades de recolección de datos en países en vías de desarrollo, debido a la inestabilidad política e institucional, los problemas económicos y las limitaciones presupuestarias. Esto supone un panorama de futuro poco alentador que debe invertirse.
No obstante, no sólo deben recopilarse datos, eso sería por si mismo insuficiente, sino que es necesario sintetizarlos, analizarlos y compararlos con otras fuentes, formando indicadores sintéticos que ayuden a conformar indicadores útiles para la toma de decisiones.
Para ello es necesario que los especialistas aúnen esfuerzos, colaboren de forma mutua y no por separado, conformando indicadores sintéticos que hagan posible una evaluación de las capacidades de los Estados y Comunidades para afrontar sus propios problemas sobre el agua. Dichos indicadores deben informar tanto a los implicados a nivel local como a quienes establecen las políticas a nivel nacional. Estos indicadores deben servir para mejorar el análisis de las tendencias relativas a la forma de compartir el agua y sobre aspectos conflictivos concretos.
De forma general, dicho fomento de investigación debe realizarse especialmente en los propios países en vías de desarrollo, lo que va a suponer una herramienta importante para desarrollar conocimientos sobre la situación global del agua, mediante la investigación sobre temas específicos propios a los contextos sociales y ambientales locales, favoreciendo la investigación aplicada destinada a la resolución de problemas prácticos de los recursos hídricos en regiones específicas.
Asimismo hay que señalar que la falta de inversión y de indicadores fiables contribuye a la disminución de inversiones, públicas o privadas, dado que los donantes se desalientan al comprobar que el sector presenta riesgos e incertidumbres elevados.
La creación de un organismo internacional dentro del sistema de Naciones Unidas dedicada al agua, que de forma institucional pueda, entre otras tareas, fomentar y recabar la recogida de datos, así como el fomento de estudios globales, tanto sobre temáticas concretas como sobre cuencas internacionales, sería un paso importante en el que los países en vías de desarrollo podrían apoyarse para conocer mejor sus recursos hídricos y fomentar políticas acordes.
Finalmente, llamar la atención sobre las posibilidades, aún no suficientemente exploradas, que puede abrir la sociedad del conocimiento en los países en desarrollo en la transferencia de información, conocimiento y datos entre distintas comunidades que puede abrir una nueva forma de capacitación.