El proyecto se concibió con la idea de generar un Punto de Información al Consumidor Vulnerable (PICV), con atención telefónica y vía web, que facilitase el acceso fácil y personalizado a la ciudadanía en situación de vulnerabilidad energética y en el que se les facilitara información acerca de las ayudas existentes, consejos de ahorro energético, medidas de eficiencia energética, estrategias a adoptar, optimización de la factura, etc. Así mismo, el proyecto contemplaba la creación de un Punto de Información web que incluyese información de referencia y que además fuese alimentándose con la resolución de consultas por parte del Punto de Información al Consumidor Vulnerable.
A estas actuaciones desarrolladas de forma online y telefónica se sumaban otras acciones, como la realización de cinco talleres-jornadas formativas dirigidas a entidades que asesoran o trabajan con colectivos más vulnerables en términos de pobreza energética (personas de avanzada edad, población inmigrante, personas con discapacidad, etc), conscientes de que la existencia del PICV ofrecería un servicio vital, pero era necesario impulsar mecanismos activos para hacer llegar la información a los sectores con mayores dificultades.
Asimimo se desarrolló un proyecto piloto de voluntariado, en un barrio de Azuqueca de Henares (Guadalajara), realizando una encuesta específica dirigida a los hogares de dicho barrio y trabajando mano a mano en el interior de una muestra de hogares, con los que se consiguió conocer sus estrategias frente a la pobreza energética y asesorarles de forma personalizada. En dichos hogares, se realizaron microauditorías energéticas, se estudiaron sus contratos y facturas para tratar de optimizarlas y se llevaron a cabo mediciones de condiciones de confort como la temperatura y humedad relativa del interior de las viviendas para contar con datos objetivos y comprobar la precaria situación en la que se encontraban así como recogida de datos termográficos.