¿Por qué hay que celebrar este día?
El día mundial de reducción de emisiones de dióxido de carbono se celebra con el objetivo de concienciar y sensibilizar a la población sobre el cambio climático y los impactos ambientales que ocasiona.
Los gases de efecto invernadero (GEI), entre los que se encuentra el dióxido de carbono (CO2), se emiten tanto de forma natural como por la actividad humana. Su presencia contribuye al calentamiento global y acelera el cambio climático.
Los gases de efecto invernadero son los más importantes para el clima ya que ayudan a atrapar la radiación solar contribuyendo a generar el efecto invernadero, que permite una temperatura media terrestre de 14 grados y, por lo tanto, que vivamos en ella.
Esto implica que más moléculas de gases de efecto invernadero pueden atrapar más calor y llevar a un aumento de la temperatura y cambios en el clima. Además del dióxido de carbono, también son gases de efecto invernadero el vapor de agua, el metano, el óxido nitroso y el ozono, entro otros. Sin embargo, se considera que el principal responsable del calentamiento es el dióxido de carbono, porque es el que se encuentra en mayor cantidad en la atmósfera.
Por ofrecer una comparación, el metano (CH4) es 28 veces más potente que el dióxido de carbono y el hexafloruro de azufre (SF6), un gas fluorado, tiene un potencial de calentamiento global 23.500 veces superior, pero su contribución al calentamiento global es menor, según datos de la Organización de Naciones Unidas.
Emisiones de dióxido de carbono
Las principales actividades humanas que emiten dióxido de carbono son bien conocidas: combustión de combustibles fósiles, ya sea para producir electricidad, hacer funcionar un coche o la calefacción del hogar; la deforestación, en la que el carbono presente en los árboles se escapa a la atmósfera; la erosión del suelo o la ganadería intensiva, entre otras.
Desde el inicio de la Revolución Industrial la actividad humana ha producido un incremento del 46% en la concentración atmosférica de dióxido de carbono, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés).
Emisiones de Gases de Efecto Invernadero desde 1979. Fuente: NOAA
Un poco de historia
La evidencia científica de la influencia de la actividad humana en el clima se presenta por primera vez en 1979 en la primera Conferencia Mundial sobre el Clima, en la que se tomó la decisión de continuar realizando estudios sobre el clima y el cambio climático. En esta conferencia también se plantea la necesidad de que exista un órgano imparcial e independiente que se ocupe de la situación, lo que da a luz al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, conocido también como IPCC por sus siglas en inglés, en 1988.
En 1990 se publica el primer informe de este grupo que incluye entre sus conclusiones principales que “las emisiones procedentes de las actividades humanas aumentan de manera considerable las concentraciones atmosféricas de los gases que producen efecto invernadero”.
Seguidamente, en 1992 se crea la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) como mecanismo central de cooperación internacional sobre cambio climático, que fijó el objetivo de mitigar las emisiones que no paraban de crecer.
En la actualidad son 197 los países que forman parte de la Convención. Estos se reúnen una vez al año en la Conferencia de las Partes (COP) o Cumbre Climática para examinar los avances con respecto a los objetivos marcados.
Continuando por el camino de la historia, en 1997 se adopta el Protocolo de Kioto, que tiene como objetivo reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero para 36 países y la Unión Europea, reconociendo que entonces eran los principales responsables de los elevados niveles de emisiones de GEI. Sin embargo, no entró en vigor hasta 2005, cuando se consiguió la ratificación de al menos 55 estados cuyas emisiones sumaran al menos el 55% del total de las emisiones de dióxido de carbono.
Este protocolo, tras varias complicaciones, acabó siendo sustituido por el conocido Acuerdo de París firmado en 2015 que pasó a obligar a los países firmantes a presentar medidas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. El Acuerdo busca mantener un aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 2 ºC por encima de los niveles preindustriales y esforzarse para limitarlo a 1,5ºC.
Para comprobar que los países miembro se esfuerzan por reducir las emisiones nacionales para cumplir este objetivo se requiere que describan y comuniquen sus acciones climáticas desde 2020 a través de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por sus siglas en inglés). Se puede hacer un seguimiento del estado de estos esfuerzos entrando en la web de NDC Partnership.
Conocer los avances que cada país trata de hacer al respecto puede resultar de interés conociendo, por ejemplo, que China y Estados Unidos son responsables del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial o que Qatar es el país que emite más GEI per cápita, con 50 toneladas por persona al año.
A pesar de estos datos, otros países se encaminan mejor hacia los objetivos de París: desde el año 2000 hay más de 20 países que han reducido sus emisiones de GEI. Entre los tres primeros se encuentran Dinamarca (reducción del 30%), Ucrania (-29%) y Hungría (-24%). También se asumen políticas innovadoras, como en Irlanda, que desde 2018 no invierte en combustibles fósiles o Eslovaquia, que tiene previsto eliminar la generación y extracción de carbón para 2023.
Ante los objetivos marcados, cabe reflexionar que, como parca la ONU, actualmente se invierte más en acciones de adaptación al cambio climático que en acciones de mitigación. Es por ello por lo que se debe seguir optando por acciones como las marcadas en la COP26, como frenar la deforestación o reducir las emisiones de dióxido de carbono, financiar proyectos que ayuden a llegar a las cero emisiones, entre otras que no se trataron, pero con más ambición y ganas de cumplirlos.
Emisión de Gases de Efecto Invernadero en España
De este modo, pasamos a hablar del Inventario nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero que se elabora anualmente a nivel nacional y hace un seguimiento de las emisiones de estos gases. El último disponible corresponde al año 2020, en el que se registró una reducción de las emisiones en comparación con los niveles preindustriales. Estos datos están asociados al incremento de la generación eléctrica con fuentes de origen renovable y la disminución del uso de carbón, además de a las limitaciones a la movilidad ocasionadas por la pandemia de COVID-19.
En este año, el subsector con más peso en el total de emisiones siguió siendo el transporte (27,7 %), seguido de la industria (21,4 %), la agricultura y la ganadería en su conjunto (14,1 %) y continuando con la generación de electricidad (10,3 %), el consumo de combustibles en los sectores Residencial, Comercial e Institucional (8,2 %), y la gestión de residuos (5,1 %).
Por gases, el CO2 supone un 77,6 % de las emisiones totales de GEI, seguido del metano, con un 14,3 %.
Emisiones de gases de efecto invernadero por sectores y por gas. Fuente: Inventario nacional de emisiones de gases de efecto invernadero, 2021.
Conocer estos datos y los cuantiosos estudios que prevén los escenarios futuros del cambio climático evidencian la importancia de actuar a diario para reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. ¿Cómo?
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Fecha de publicación: 28/01/2022