La escasa eficiencia energética de los edificios, la antigüedad media y las escasas actuaciones de rehabilitación y mejora de los mismos, han provocado que en España contemos con un parque de viviendas lastrado por una demanda y un gasto energético elevados. La combinación de estos factores, junto a los diferentes ingresos económicos de las familias y los crecientes precios de la energía de esta última década, han provocado que muchos hogares españoles se encuentren con dificultades para utilizar o asumir el pago de la energía que necesitan para llevar a cabo acciones básicas en el día a día de un hogar, como calentarse, cocinar, o mantener una temperatura adecuada, algo que todos identificamos ya con el término de pobreza energética. Si esta situación de pobreza energética ya afectaba a millones de personas antes de la crisis y la pandemia, ahora se está presentando en un mayor número de familias, que ya habitaban antes de la crisis en viviendas ineficientes, pero que además han visto mermadas o deterioradas sus fuentes de ingresos y su capacidad para afrontar el pago de las facturas energéticas.
Lucha contra la pobreza energética en Castilla-La Mancha
Para tratar de afrontar esta situación, desde ACA se trabaja desde hace años en proyectos con familias vulnerables, entre otros lugares, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. En esta región, en los últimos años, se han desarrollado materiales divulgativos, formaciones y campañas de sensibilización el ámbito de la eficiencia energética y la pobreza energética, abordando problemáticas específicas como las olas de calor.
Este año hemos continuado esta línea de trabajo en Castilla-La Mancha, en el marco del Pacto contra la Violencia de Género del Instituto de la Mujer con el fin de llevar a cabo nuevas acciones directas para mejorar la situación de vulnerabilidad energética de mujeres víctimas de violencia de género. Por ello, tal como presentó el Día Mundial del Ahorro Energético en el Ayuntamiento de Camarona, el proyecto plantea realizar labores de seguimiento, educación y empoderamiento de las mujeres y se les hará entrega de una guía explicativa y de un kit de eficiencia energética, con una serie de componentes que les permitirán reducir su consumo, mejorar el confort, conocer mejor su manera de consumir energía, mejorar sus hábitos y reducir su gasto, mejorando así su economía financiera familiar.
Pero como no es el primer año que desarrollamos actuaciones de este tipo y la enfermedad del Covid-19 nos ha llevado a reflexionar para incrementar el impacto social de nuestras acciones, nos planteamos como mejorar el proyecto y dar un paso más. La respuesta la tuvimos cuando pensamos en cruzar la mirada también hacia otras partes del planeta.
Cómo incrementar el impacto social de nuestros proyectos
Aunque las condiciones de partida son muy diferentes, existe pobreza energética tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo. En estas regiones hay todavía millones de personas para las que su problema no es poder pagar o no una factura, sino algo tan primario como disponer de una fuente de energía moderna, por ejemplo, disponer de acceso a la electricidad. Al no contar con ello adoptan estrategias que, como nexo común con la pobreza energética que padecemos en España, ponen en riesgo su salud. Este doble contexto se hace muy palpable al conocer a fondo las metas y argumentos que están detrás del Objetivo de Desarrollo Sostenible ODS número 7, relativo a la energía asequible y no contaminante.
Por ello, cuando pensamos como mejorar e incrementar el impacto social del proyecto, ampliamos nuestra mirada a otras partes del planeta y pensamos si había alguna forma de mejorar, con los mismos medios, la situación de otras personas.
Y finalmente, conseguimos una solución con un doble impacto social.
Entre los componentes que integran el kit, desde ACA y la Dirección General de Agenda 2030 y Consumo de la Consejería de Desarrollo Sostenible de Castilla La-Mancha decidimos incorporar este año dos productos muy especiales, con gran impacto económico, social y ambiental en dos zonas del planeta muy diferentes (Amazonas brasileño y Castilla-La Mancha).
Gracias al proyecto impulsado por Light for Humanity, los kits de eficiencia energética cuentan este año con un pequeño panel solar que se combina y alimenta a una batería solar externa, que además, también puede utilizarse como lámpara. De esta forma, las mujeres castellanomanchegas que reciban estos kits, dispondrán de una solución sencilla que les permitirá cargar sus móviles o disponer de una pequeña luz cada día, sin coste alguno, aprovechando el enorme potencial solar que hay en toda la región. Aunque su impacto pueda considerarse limitado, seguirá sumando a los esfuerzos de ahorro que emprenderán las familias tras su paso por el programa y permitirán reducir la factura de la luz. Además, sensibilizará a estas familias sobre el uso de las energías renovables, reducirá su huella de CO2 y les permitirá conocer que con su uso están ayudando en otra parte del mundo. Porque con cada kit que reciba cada una de estas mujeres, se podrán financiar lámparas solares que serán entregadas a familias que no disponen de electricidad en el Amazonas. Ello evitará que estas familias utilicen lámparas de keroseno, que no sólo deben pagar y tienen una mayor huella de CO2, sino que además dañan su sistema respiratorio, haciéndoles aún más vulnerables frente al virus Covid-19, que como sabemos afecta de forma notable al sistema respiratorio.
Se trata, por tanto, de una solución colectiva al cambio climático y la desigualdad energética en dos lugares del planeta muy diferentes y en un momento tan complejo como el que estamos viviendo. Si la acciones que desarrollamos en nuestros proyectos pueden llevarse a cabo con el mismo esfuerzo, pero doblando su impacto, ¿Por qué no hacerlo?
Figura 1. Productos incluidos en el kit de eficiencia energética suministrado a familias en situación de vulnerabilidad energética de Castilla La-Mancha [Batería solar externa con luz (izquierda) y panel solar (derecha)]. Fuente: Light for Humanity