Dos grandes novedades se han generado en el ámbito europeo en materia de sostenibilidad en el mes de Enero, en materia de energía y economía circular.
Por un lado, la Comisión Europea ha presentado la Estrategia Europea sobre los Plásticos, enmarcada en la política sobre la transición hacia una economía circular, donde se proponen nuevas medidas sobre el envasado para mejorar la reciclabilidad de los plásticos utilizados en el mercado e incrementar la demanda de contenido de plásticos reciclados. También se prevén medidas en plásticos de un solo uso, restricciones en el uso de microplásticos en los productos, además de imponer un etiquetado para los plásticos biodegradables y compostables.
Se abordarán medidas para luchar contra la basura marina a través de nuevas normas que velen por que los desechos generados en los buques o recogidos en el mar sean adecuadamente gestionados para su correcto tratamiento. Además, se incluyen medidas para reducir la carga administrativa de los puertos, buques y autoridades competentes.
Asimismo, se fomentará la inversión y la innovación para minimizar los residuos plásticos desde su origen, con una asignación adicional de 100 millones de euros para desarrollar materiales plásticos más inteligentes y fáciles de reciclar, hacer que los procesos de reciclaje sean más eficientes y controlar y supervisar las sustancias nocivas y los contaminantes de los plásticos reciclados.
Junto la publicación de la Estrategia se ha presentado una propuesta de Directiva sobre instalaciones portuarias y se presentará a lo largo de 2018 una propuesta de Directiva sobre los plásticos de un solo uso y la Directiva de envases y residuos de envases para su publicación en 2019. Asimismo, se ha abierto una consulta pública hasta el 12 de febrero para participar en la Estrategia abierta hasta el 12 de febrero de 2018. Para acceder a la lista completa de medidas y su calendario, consulte aquí el anexo de la estrategia sobre los plásticos.
Por otro lado, el Parlamento Europeo ha solicitado, para cumplir con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París, elevar el objetivo de eficiencia energética y energías renovables para la UE hasta el 35% en 2030 frente al 27% fijado en la actualidad por la Comisión Europea. No es un objetivo por país, sino un objetivo global para toda la Unión.
También excluye la posibilidad de aplicar impuestos por la instalación de equipamientos de energías renovables e insta a los Estados miembros a evaluar los obstáculos al autoconsumo y a facilitar que los consumidores, particularmente los hogares, se unan a comunidades productoras de renovables sin exigencias o procedimientos no justificados.
En materia de transporte se solicita que el 12% de la energía usada para el transporte en 2030 también proceda de fuentes renovables, minimizando los biocombustibles de primera generación y prohibiendo de forma específica el uso de aceite de palma a partir de 2021. Además se propone que al final de 2022, el 90% de las gasolineras en las carreteras dentro de las redes transeuropeas deberán estar equipadas con puntos de recarga para vehículos eléctricos.
Finalmente, uno de los aspectos más importantes, es que antes del 1 de enero de 2019 y cada diez años a partir de esa fecha, cada Estado miembro deberá enviar a la Comisión un plan integrado sobre energía y clima, cuyo primer periodo será de 2021 a 2030. Su importancia radica en que la Comisión evaluará los programas y podrá hacer recomendaciones o adoptar medidas si considera que no se han logrado los progresos suficientes o no se han adoptado todas las acciones necesarias.